Al principio cuando me convertí en cristiano, no estaba seguro si estaba suficientemente calificado o dotado para servir dentro de la iglesia. Incluso después de conocer a la comunidad, seguí pensando lo mismo durante meses hasta que un líder de la iglesia me invitó una noche para ayudar a facilitar una conversación en una reunión de Grupo Pequeño. A partir de ahí, surgió otra oportunidad para involucrarme. Y luego otra. En algún momento de este recorrido, me di cuenta de dónde me estaba llamando Dios a servir, pero todo inició con esa primera invitación.
Los grupos pequeños ofrecen un entorno increíble para ayudar a construir relaciones dentro de la iglesia, pero ¿sabías que también pueden usarse para identificar futuros líderes y equipar a sus miembros para servir a la comunidad? Según las Escrituras, 1 Corintios 12: 7 nos enseña que todos tenemos al menos un don espiritual. En otras palabras, cada persona puede ayudar a bendecir el Reino de Dios al menos de una manera. Si bien no todos pueden estar listos para convertirse hoy en un ministro o Pastor, el Espíritu Santo está trabajando constantemente en los corazones de cada uno de los miembros de su grupo. ¿Qué pasas si uno de los miembros de su grupo está listo para comenzar a servir en su iglesia, pero no está seguro por dónde empezar?
Paso 1: Encontrar la Oportunidad
El primer paso es redactar una lista de actividades que están disponibles para realizar dentro de las reuniones de su grupo. Dependiendo de que tan cómodos se sientan los miembros, estas tareas podrían ir desde algo simple como liderar un devocional, hasta algo tan grande como ser el punto de contacto para un próximo proyecto de servicio que el grupo está planeando. Cuando considere oportunidades potenciales, resista la tentación de asignar una tarea solo para aligerar su carga de trabajo. En cambio, redacte una lista de todas las oportunidades potenciales que se pueden compartir (excepto aquellas que solo puede completar el líder del grupo pequeño).
Paso 2: Identificación del candidato
Al identificar y llamar a los primeros apóstoles, Jesús no hizo un anuncio público en el templo. En cambio, se acercó a cada uno de ellos directamente y los invitó personalmente. Afirmó que vio algo en ellos y notó su disposición a ser guiados por el Señor. Si bien no estamos seleccionando apóstoles dentro de nuestros grupos, el principio es similar: las invitaciones a masivas no suelen ser efectivas. En cambio, tómese el tiempo para considerar en oración a qué individuo le gustaría proponer una oportunidad potencial (de la lista de actividades que generó anteriormente). Si el Espíritu Santo le está poniendo a cierto individuo en su corazón, es posible también esté trabajando en el corazón de esta persona al mismo tiempo para involucrarlos más. Su invitación a la persona no solo afirma y valida la presencia de sus dones espirituales, sino que también puede convertirse en un agente del Espíritu Santo al compartir con la persona que Dios puede tener algo planeado para ellos. El objetivo nunca es obligar a nadie a tomar un ministerio, sino ubicar donde Dios ya se está moviendo dentro del grupo y luego convertirse en el puente que conecta al individuo con la oportunidad.
Paso 3: Coaching para el miembro del grupo
Una vez que se identifica la oportunidad y la persona se ha ofrecido voluntariamente, podrá comenzar a capacitar a esa persona. ¿Tomará tiempo guiar a alguien a través del proceso de completar su tarea? Sí, pero si se identifica a la persona correcta, con los dones espirituales que se requieren para la tarea, debería llevar menos tiempo del que le tomaría preparar (y hacer) la tarea por su cuenta. A través de su ministerio de Grupos Pequeños, la iglesia puede ayudar a promover un ambiente seguro a través del cual los miembros de su grupo se sientan lo suficientemente cómodos como para arriesgarse y emprender actividades ministeriales que los desafíen adecuadamente (de acuerdo con el nivel de preparación espiritual en el que se encuentran).
El efecto dominó
El efecto dominó puede ser poderoso. Al invitar a un miembro del grupo a hacer algo tan simple como liderar un devocional, posiblemente podría estar sembrando una semilla que inspire a la persona a convertirse en un discípulo de Cristo que eventualmente podría ser mentor e impactar la vida de decenas, cientos o incluso miles de personas. Después de todo, no debemos subestimar el poder de una invitación, ya que solo necesitamos reflexionar brevemente sobre el hecho de que el tamaño increíble de la iglesia cristiana actual inició con una persona que extendió invitaciones personales a solo doce.
fuertes.
❖ Autor: Sean Buono
Sean vive para enseñar para el Reino de Dios. Actualmente se desempeña como Director de Life Group en Community Christian Church en Sterling Heights, Michigan, y anteriormente se desempeñó en otras funciones del ministerio, incluyendo líder de grupos pequeños, líder de ministerio de hombres, ministro de jóvenes y pastor de jóvenes. Él no solo cree que la transformación ocurre a través del contexto de las relaciones, sino también que los grupos pequeños son el ambiente perfecto para tal crecimiento. Una de las formas en que ayuda a equipar a otros líderes del ministerio es a través de sus publicaciones, que se pueden encontrar en www.seanbuono.com.